martes, 22 de noviembre de 2011

AJEDREZ




En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
                                                                                                               JORGE LUIS BORGES



SIEMPRE NOS OBSERVAN

Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.


  Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar.

  Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

  Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.

  Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

  Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

  Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.

  Cuando pensabas que no te veía, vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

  Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

  Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.

  Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía!

"NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO TE ESCUCHAN...TE OBSERVAN TODO EL DIA"....!

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